Monday, August 17, 2009

¿Por qué Rock Climbing?


Es una pregunta recurrente que siempre hacen las personas. ¿Qué le ven a eso? ¿Cuál es el placer? Bueno, esto lo escribí hace un tiempo, en el foro de escaladores dominicanos, y creo que responde, por lo menos desde mi punto de vista, estas cuestiones:Nunca me gustó la pelota, nunca me gustó tampoco el Basquetbol; bueno, realmente el único deporte que se podría decir que practiqué en el colegio fue "game", aquel que se jugaba con una pelota de raquet ball, que picaba más que el diablo. El caso es que no me gustaban mucho los deportes, así que cuando acepté la invitación de Carlos Sánchez y Quírico para conocer el Rock Climbing, lo hice por el hecho de que involucraba riesgo, sogas, alturas, rapell,equipo estilo swat, y todas esas cosas. Además el curso lo impartía Young Life, entidad que contaba en aquel entonces con un nutrido quórum de féminas de los diferentes colegios de la capital. El punto es que empecé a involucrarme cada vez más con el deporte, y medi cuenta de que era diferente a todos los demás que conocía. Al principio entendía que en esta actividad era uno contra la piedra, que no era un equipo, donde un jugador podía, de vez en cuando, recostarse de los demás, y aún así salir victorioso, no entendía que aquí era yo solo, contra un enemigo que no se inmutaba con insultos, que no se perturbaba con juegos mentales, que no se intimidaba con nada, que simplemente estaba ahí, que seguiríaahí cuando recogiéramos y nos fuéramos contentos por una victoria, o frustrados por una ruta incompleta. Con el tiempo aprendí que el Rock Climbing, significaba mucho más que eso, me di cuenta que significaba tardes de de esfuerzo constante, de persistencia; significaba torceduras de músculos, bastantes caídas, picadas de avispas, roturas de huesos, infecciones, etc. Pero también aprendí que significaba una cerveza fría, con cheetos de harina, en uncolmadito en el culo del mundo, con un grupo de panas, después de una jornada de cinco punto onces; que también era, volver mañana e intentarlo otra vez, y pasado mañana; que significaba dormir bajo las estrellas en una playa virgen, luego de haber comido salchichasllenas de arena calentadas en la fogata oyendo cuentos y bebiendo sangría; salir a comer fritura, de noche en un pueblito remoto; horas y horas de carretera oyendo Pink Floyd, Rush y Juan Luis Guerra; quedarse enchivado en medio de un río, con el lodo cubriendo el diferencial, y aprovechar para bañarse en el mismo río; buscar donde meterse cuando nos cae un aguacero a las tres y media de la mañana en Barahona, sin haber llevado casa de campaña, porque en esa zona hace mucho calor y nunca llueve; reunirnos con velas a tocar guitarra frente al congreso en protesta por la ley ambiental; gritarle desde abajo a otro escalador, cuando esta en el crux de la ruta: "dale coño, k tu puedes"; estar en lo mas alto de una ruta, en la parte mas difícil, faltándote centímetros para terminar, y sentir que las fuerzas no te dan, que te darás por vencido, que hasta ahí llegaste, y escuchar que desde abajo te grita un amigo: "dale coño, k tu puedes", y sacar fuerzas de algún lado y completar la ruta; es estar en el punto más alto de camaleón, ver el paisaje, y no sentirte pequeño, sino sentirte grande. Comprendí, que la escalada no se trata de luchar contra un enemigo que es la piedra, sino de luchar contra nuestros propios paradigmas, contra nuestros prejuicios, contra nuestros "limites"; es un reto contra nosotros mismos, donde la piedra es sólo un canal, y donde lejos de estar solos, contamos con el apoyo de todas las personas que están metidas en esto con nosotros, de quienes sin duda nunca terminamos de aprender, y a quienes necesitamos más que para hacernos belay en la ruta, para hacernos belay en la vida.

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